Hoy te evoco amado Padre, porque fuiste uno de los Sacerdotes insignes de nuestra Patria, cómo nos ayudaría tu presencia en estos momentos. Uno de los dones que Dios me dio y siempre se lo agradeceré fue haberte conocido. De todos aquellos que pasaron por San Rafael de los que el Wanderer dio cuenta en su esotérico Blog, tú fuiste sin lugar a dudas el más grande; Ecuánime en medio de las peleas, con palabras y consejos siempre iluminadores, una presencia que era respetada por todos, indiscutida, un humor propio como no lo vi jamás en otra persona. Humor unido siempre a tu saber teológico fuera de lo común.
Tu grandeza te impedía usar la Iglesia o tu poder sacerdotal para mezquindades y egoismos. Inculcaste a todos los que pasaron por allí que lo importante era el Sacerdocio, no encandilándose con ninguna otra cosa que se viera en la faz humana de la Santa Iglesia. Qué presencia la tuya, qué palabra la tuya. Qué grandeza la tuya y cuánto contrasta con la chatura actual, con la mediocridad intelectual, moral y espiritual imperantes.
Es cierto, nuestro país no promueve a sus hombres grandes. Habrías merecido por tus afanes y desvelos un Arzobispado. De tu parte nunca te interesó trepar y advertiste certeramente de los "trepenses" a la vez que los ironizabas con el traste del mono.Dice San Pablo en la Epístola a los Hebreos: "Acordáos de aquellos superiores vuestros que os expusieron el mensaje de la fe. Reflexionando sobre el desenlace de su vida imitad su fe." Siempre te recordaré como muchos en quienes dejaste un recuerdo indeleble. En tí se cumple otro texto de la Escritura: "El recuerdo del justo será perpetuo".
Padre Alberto Ezcurra Uriburu.......Presente.